Qonoy, La noche del fuego, fuego para recuperar a la Virgen
Esta historia la escribo con luz.
El tiempo efímero se convierte en imágenes vivas, retenidas, sustraídas, que luego re-descubro en su plenitud para contemplar y leer.
Los sucesos me transforman.
Es un privilegio danzar con los personajes. Mi cámara es mi máscara.
En la coreografía y en la fe comulgo con ellos, sin identidad y en igualdad de condiciones.
El tiempo se detiene y a la vez pasa tan rápido.
¿Es la magia de personas o de personajes?
Mi cuerpo interviene el espacio.
Intento no agredir con mi presencia.
La mirada siempre atenta.
La cámara cómplice.
Contar la historia,
ser fiel
danzar
jugar